domingo, 26 de julio de 2009

CUANDO TE NOMBRO SOLEDAD




Sonaron las campanas.
El sonido fue yugo desde aquel día
que en la tarde rompe el silencio
de la soledad.
Las notas son eternas
en su melodía.
Cómo eterno es el yugo
de tu alma en la mía.

El silencio del ocaso
lo rompes con el sonido de los latidos.
Campanas que repiquetean en solitario.
Yugo que impone la hora del silencio.
Silencio eterno del encuentro
Entre la soledad y el alma.
Eterno silencio.
Eterno yugo.

En solitario
el sonido es eterno.
Solo somos él y yo.
Acorralándome la desesperación
con su presencia aberrante.
Campanas repiqueteantes en silencio.
Silencio que impone el yugo
de tu alma y la mía.

CUANDO TE NOMBRO SOLEDAD




Sonaron las campanas.
El sonido fue yugo desde aquel día
que en la tarde rompe el silencio
de la soledad.
Las notas son eternas
en su melodía.
Cómo eterno es el yugo
de tu alma en la mía.

El silencio del ocaso
lo rompes con el sonido de los latidos.
Campanas que repiquetean en solitario.
Yugo que impone la hora del silencio.
Silencio eterno del encuentro
Entre la soledad y el alma.
Eterno silencio.
Eterno yugo.

En solitario
el sonido es eterno.
Solo somos él y yo.
Acorralándome la desesperación
con su presencia aberrante.
Campanas repiqueteantes en silencio.
Silencio que impone el yugo
de tu alma y la mía.

lunes, 6 de julio de 2009

Un día con la lluvia


Miedo,
sí miedo de amarte.
Miedo,
de penetrar tu piel,
hacerme tan tuyo
que no seria tú sombra
ni tu temor.
Miedo,
de ser la sangre viva,
esa que corre
en cada rincón de tu alma.
Semejanza de lo interno
en las galácticas formas de lo amado.
Miedo,
a ser tan tuyo,
que enmudeceríamos los dos.
El uno,
por retener el suspiro.
El otro,
por guardar lo prohibido.
Hoy,
tengo miedo.
Miedo,
a estas ganas infinitas
de estremecerte con mis besos
en oleajes de caricias.
De esas que llegan a las orillas,
acantilados bruscos de nuestros labios.
Hoy,
tengo miedo de amarte,
porque te amo
en el silencio de las miradas.

sábado, 4 de julio de 2009

En medio de la nada




Deseo escribir en tu piel
un verso sencillo y simple.
Con las palabras de mis manos.
Tocar una sonata suavemente,
junto a tu oído.
Esas que son eternas en el alma.
Desgarrar el papel de los suspiros
en el concierto de los corazones
saltarines y alocados en el pecho.
Los puntos y comas.
Los pondremos en cada jadeo.
Las exclamaciones en las volteretas,
cabriola de los amantes.
Esos medios locos de amor.
Si nos falta tinta.
Dejaremos en las almohadas
las líneas imborrables
en puntos suspensivos
de alocados anatemas.

SI DEJARAS

 No te pido que hagamos el amor en la primera copa de vino. Ni en la segunda. Quizás en la tercera dejemos que las manos jueguen a l...