martes, 12 de octubre de 2010

Cuando solo eran las dos y cuarto



No es solo la intención de una idea,
es la consumación de los adjetivos
trazados entre la mirada y las insinuaciones
de dos manos juguetonas.
Soy ese niño travieso
en las coordenadas de tu piel.
La misma que se eriza
con el pensamiento tenue
entre los velones y las luciérnagas.
Si me dejas arrancar los quejidos
del aliento,
dejare a la mañana
el cantar del gallo,
los aleteos de la mariposa
y el idilio de la noche pasada.
Mas unos garabatos en el pelo
donde escribiré un adiós
a la inocencia de los placeres.

HÉROES CALLADOS



La oscuridad.
El temor: un vacío infinito
en el dolor.
Las almas lloran
tiemblan
en la desesperación con mil caras.
No juzgo el aleteo,
es la magnitud del vuelo
la definición de las cosas.
Ese vuelo incesante del miedo.

La oscuridad
El temor: en la sombra dos gorriones hablan
de la calma del universo de las ideas.
Más allá de las galaxias
donde las estrellas se acurrucan
opacando la luz de los pensamientos.

La oscuridad
El temor: se agrupan los cuerpos
amontonamos las palabras.
Somos más que sombras
perdiendo la noción del ser
que se ahoga en la nada.
Dejando la vida en un pétalo
sin sentido ni realidad.
Las bayonetas ayer caladas
dejaron muda la libertad
sin saber por donde transita
la muerte.

SI DEJARAS

 No te pido que hagamos el amor en la primera copa de vino. Ni en la segunda. Quizás en la tercera dejemos que las manos jueguen a l...