
Se apago la idea de la quietud.
Cómo daga en la noche
enterraste las palabras en mi alma
Sangrando la vida fecunda.
Muere un cuerpo en la soledad.
Se rompió el verbo.
La palabra.
El silencio.
La quietud.
La vida.
Ya los colores no son pasteles.
Son negros.
Grises.
Oscuros.
La gota maldita cayo lentamente.
Salpico el aura de la vida.
Agoniza la existencia.
Ya no respiro.
La escritura no canta.
Muero en vida.
Quien soy,
Dímelo tu.
4 comentarios:
Rafita,deseo de todo corazòn que tu escritura no deje de cantar,mi querido amigo.
No te nos pierdas,porfi.
Abrazoss!
Recien llegado aquí, encuentro razones para quedarme. Enlazo tu blog y prometo volver.
Un cordial saludo.
Tal vez la palabra que emerge del alma...
Esa nunca se pierde.
Tristeza contenida en un hermoso poema.
Un abrazo
Muy bello y lleno de inspiración, un abrazo de azpeitia
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