martes, 12 de octubre de 2010

Cuando solo eran las dos y cuarto



No es solo la intención de una idea,
es la consumación de los adjetivos
trazados entre la mirada y las insinuaciones
de dos manos juguetonas.
Soy ese niño travieso
en las coordenadas de tu piel.
La misma que se eriza
con el pensamiento tenue
entre los velones y las luciérnagas.
Si me dejas arrancar los quejidos
del aliento,
dejare a la mañana
el cantar del gallo,
los aleteos de la mariposa
y el idilio de la noche pasada.
Mas unos garabatos en el pelo
donde escribiré un adiós
a la inocencia de los placeres.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

aiiii Me ENCANTO!!

usted siempre tiene buenas letras

Patty dijo...

Hola

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