Hoy camino con las espinas a mis pies.
Sin importarme las caídas,
ni las espinas.
No importa la soledad de la vía,
solo sé que tú me das la esperanza,
de ese segundo de vida.
En el aleteo de la soledad.
Si te entristece la tardía,
no importa el tiempo.
Al final de los segundos,
y al caer la última lagrima
tú sabrás de mi querer.