No te pido que hagamos el amor en
la primera copa de vino.
Ni en la segunda.
Quizás en la tercera dejemos que las
manos jueguen a las escondidas.
Entre tu espalda y el escote.
Entre mi pecho y mi respiración.
No te pido que hagamos el amor en
la primera mirada.
Pero seriamos reos de nuestros pensamientos.
Y asesinos de las ganas
que tenemos.
Si dejamos escapar esta noche
de estrellas virgen.
No podríamos dormir de dolor.
Tu por no saber a qué sabe el pecado
de tenerme.
Y yo por no hacer de las estrellas
de tus ojos tentaciones de mis ganas.
By Rafael Chavez