Nunca te lo he dicho.
Pero deseo desnudarte, como la luna en noches de estrellas.
Deseo quitarte cada pieza que llevas encima muy
lentamente.
Si te ruboriza, no te asustes. Solo pondré mis manos en
tu piel,
mis pensamientos en tus poros y si gimes, no es de dolor.
El placer es tu castigo, tus gemidos la condena de mis
caricias
y si me maldice, fue por dejar que el minuto de gloria
terminara.
Deseo desnudarte en la penumbra de este cuarto,
que haremos nuestro. Sí mujer, deseo desnudarte
ver tu cuerpo de diosa estremecerse,
gemir y suplicar por más.
By Rafael Chavez
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