No mires atrás
En esto no hay culpables.
Fueron ellos los
traidores.
Dos corazones dormilones.
Se confabularon,
para meternos en esto.
Un amor que no tiene
límites
ni fronteras.
No tiembles.
Así es la dicha.
es extraña.
Llega sin sello ni
cartero.
Pero
con dirección al
corazón.
Solo lo abrimos y vivimos.
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