A: Una mariposa
Ayer amor, mientras contemplaba
cómo se marchaba la tarde, me hacía muchas pregunta de ti y de mí.
Ayer al caer el sol y al mismo tiempo se mojaban las
rosas. Sabía que en la intensión de amar de los dos. No solo hay intereses, existe
lo más profundo, las querencias. No en vano late este corazón medio cuerdo y
medio loco. Pegado a tu sombra desde que te conocí. No sabes más que tamborear
al ritmo del tuyo.
Ayer amor, mientras contemplaba los segundo de la
vida. Saboreaba el murmullo de tus deseos. Esos que a la carne llama, esos que
en las sombras se apagan. Sólo cuando dos se quitan las ganas.
Ayer amor, cuando dejaba mis quimeras en la puerta de
tu alma y caminaba como Quijote tras el paso de las estrellas. Amarraba las
querencias mías junto a las tuyas. Al leer tu carta. Sí, esa que escribe con el
alma, supe que tenía junto a mí no a una dama. Tenía a la mariposa juguetona en
medio de mi corazón. Es por eso que al despertar esta mañana. Quise hacerle
juego a lucero con tus ojos de grana. Con tus labios rojos y la belleza de tu
alma.
En fin mujer, sólo deseo decirte que si lees estas
líneas ya sabrás que están escritas en la piel de mi corazón, con la tinta de
tus ganas y los puntos de una amor.
Att.
Una orquídea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario