No sé si daría por ti mi vida.
No sé si también los suspiros.
Pero debes de saber que soy
una oveja sin redil.
Que aprendió en tus brazos
como se sueña con las querencias.
Soy un mal pintor de ideas que
se entretejen con los pinceles
de tus labios.
Alguien que pedí a velitas
para dos y cenaba sólo con la
melancolía de tus ideas.
Ese tonto que camina bajo la lluvia
cubierto con el paraguas de tus
palabras en mis oídos.
Somos gatos en el tejado con
luna llena, haciéndole el amor
a la noche.
Haciéndole el amor a nuestras
cabriolas de enamorados solitarios.
Sí, sabes que te amo, aunque
tus besos me envenenen de amor loco.
Deseo hacerte el amor lentamente con mis palabras. Donde el paragua de la lluvia de caricias sea tu piel. Y las fronteras de las pasiones: los deseos de nuestras carnes.
martes, 2 de octubre de 2018
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