Deseo hacerte el amor lentamente con mis palabras. Donde el paragua de la lluvia de caricias sea tu piel. Y las fronteras de las pasiones: los deseos de nuestras carnes.
lunes, 17 de agosto de 2009
TÚ y LA ESPERA
Que fría que esta la noche,
el viento golpea mi cara,
que se crispa al notar las caricias
de tan seductora mujer.
Entremos...
posémonos en el lecho eterno
del amor. -alcemos los brazos-
hasta cerrar helados nuestros cuerpos
el uno con el otro.
Confundirnos en uno solo,
en un aliento,
en un suspiro.
Besar tus pechos
hasta que té espacie de placer
tocar cada pelo de tu frente
enmarañada.
Con la furia del viento de la tarde.
No te canses de esperar.
Todo día tiene su aurora.
No hay placer más grande
que esperar extasiada la venida
del amor, en el amanecer.
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2 comentarios:
Bellísimo poema.
Que maravilla...cuando la espera es solo una coma en la eternidad del sentir.
Saludos,Rafa.
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