Toqué
tu piel y un sentimiento
de
felicidad y dulzura embargó
mi
alma. Lentamente fue bajando
el
camisón de tu cuerpo color canela
y
noche fresca.
Entrelazamos
las manos quizás un poco
Nerviosas,
quizás un poco juguetonas.
Nos
miramos por un tiempo infinito
De
esos donde no existen los segundos
En
los cuales solo los latidos marcan el
compás
de las ganas.
Nos
besamos y se abrieron los cielos de
Los
mortales. El nuestro en fracciones
de
conjuros de amantes sedientos el uno
del
otro.
Sí
amor. Toqué tu piel y la hice mía, tan mía
Que
todavía hoy, la llevo pegada a mi alma.
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