Tú, como puerto donde amarro
mis querencias.
En la que deposito mis ganas.
Eres el reflejo de lo que soy en los momentos de soledad.
En tu boca bebo las gotas de vida,
esas que el placer da.
No en vano eres el refugio
de lo que soy.
Sin importar que como gaviota
vuela en otros cielos.
De todas formas, cada tarde
te espero para besar tu cuello
de mujer.
Deseo hacerte el amor lentamente con mis palabras. Donde el paragua de la lluvia de caricias sea tu piel. Y las fronteras de las pasiones: los deseos de nuestras carnes.
viernes, 3 de abril de 2020
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