llegaron los recuerdos a mi mente.
Tu belleza no había cambiado ni
lo que decían tus ojos, más no tu boca.
Te vi pasar y al tocar tus manos, esta
angustia de amor me arropo inmediatamente.
Quería robarte un beso.
De esos que llevan al infierno pero
que saben a gloria eterna cuando dos
hablan de amor.
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