Me enamoré tanto de ti,
dejé junto a los luceros
las melancolías de la vida.
Me enamoré tanto de ti,
cambie mis penumbras por tu luz.
Tan grande es mi amor,
que ya no hay dolor.
Sí, me enamoré de ti,
como la mujer menuda,
sencilla, clara, sin las ataduras
de la vida ni las complicaciones.
Te espero en una tarde cualquiera,
de un día cualquiera.
Cuando venga la noche eterna
y le robemos las caricias a las estrellas.
Me enamoré de ti,
ahora busco en cada lucero
tu mirada que ayer que hoy es mía.
Deseo hacerte el amor lentamente con mis palabras. Donde el paragua de la lluvia de caricias sea tu piel. Y las fronteras de las pasiones: los deseos de nuestras carnes.
miércoles, 3 de junio de 2020
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