lunes, 15 de junio de 2020

GANAS

Sabes que con mi lengua tus suspiros eran angelicales.
No en vano tus uñas marcaban los surcos en mi piel.
Jamás te toque y tu sudor bañaba mis poros como
lluvia fina de una noche de primavera.
En el espacio, las suplicas llenaban el entorno,
no por el dolor de terminar.
Era la arrogancia del deseo que pedía más placer
en una noche de estrellas.
Me dijiste que te buscara ya lo encontré entre tus piernas.
Con once minutos bastaban.
Quise probarte en el escarmiento de la tarde
y mi lengua arranco de  tu garganta,
los suspiros que la carne reclamaba.

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