Cuando corrían las lagrimas en tus mejillas,
desde ese instante te hice mía.
desde ese instante te hice mía.
Cuando sentí el dolor en tu alma de mujer,
desde ese instante te hice mía.
desde ese instante te hice mía.
Deseo hacerte el amor lentamente con mis palabras. Donde el paragua de la lluvia de caricias sea tu piel. Y las fronteras de las pasiones: los deseos de nuestras carnes.
No te pido que hagamos el amor en la primera copa de vino. Ni en la segunda. Quizás en la tercera dejemos que las manos jueguen a l...
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