Dime,
si puedes conversar con la noche.
Dime,
si puedes conversar con Dios.
Dile,
que tienes una deuda conmigo,
porque no puedo besar tus labios.
Dile,
que sueño con tu aroma
de mujer coqueta.
Con tu voz grave en mis oídos.
Dile que me muero,
y envidio sus plegarias.
Al pensar en los suspiros
de las estrellas.
Dile,
que yo vivo en mi calvario
soñando en sus ideas.
Dile,
que vivo como castigo
el tenerla tan cerca de mi alma
y ella tan distante de mi sombra.
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