Y te dije que me olvidaría de escribir esta noche.
Pero salí a las estrellas y te vi en el reflejo del agua.
Te dije que cambiaría mi día parlanchín por un dulce sueño.
Pero te mentí, unos versos curiosos en líneas cursivas salen de mi ser.
Para cambiar tenemos que cambiar el corazón de bohemio.
El de nosotros ya se emborracho de la melancolía de un amor
que le gusta la carita de un besito y sonríe con la inocencia de la nada.
Si camináramos tomado de las manos por las calles solitaria,
me gustaría junto a nosotros el baile de las luciérnagas y el cantar del grillo.
No te ruborizaría al toque de mis manos ni mucho menos
al murmullo de mis palabras en tu hombro.
Tu sonrisa sería el acorde de los locos corazones
que engalanan la aventura de una noche.
De una noche donde te dije que olvidaría escribir
por unos minutos para irme a dormir contigo pegada en mi piel.
