Cuando solo anida el silencio,
en la quietud de esta soledad.
Es el reflejo de mi desierto
que mora en mí.
Las horas son corceles cansados.
Esas que maldicen el tiempo.
Las que marcan la demora,
al saber que tú no estás.
Miro los segundos.
Halo de prisa los minutos.
Le grito a las horas.
Y tú no llegas a mi ventana.
Leo las cuartillas del amor.
Desdoblando las intenciones
De la pasión que me quema
Más tú no estás.
Hoy te busque en las nubes.
Debajo de las rocas.
Levante el polvo de las ideas.
Más tú no estabas en mis instantes.
Las horas son corceles cansados.
Esas que maldicen el tiempo.
Más yo sigo esperando,
tus pasos en mi alma.
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