Está mojada la noche
como la negrura de tus ojos.
Ojos negros como azabache,
pertenecientes a mis locuras de ganas
y de deseos.
Está mojada la idea,
preñada con el entusiasmo
de tu figura.
Ideas perpetuas de encantos taciturnos,
en la cadencia de las palabras tuyas.
Están empapados los cuerpos.
Frenesí del carnaval humano.
Remolinos de envolturas.
Tus brazos y los míos.
Unas ganas complacidas.
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