Deseo hacerte el amor lentamente con mis palabras. Donde el paragua de la lluvia de caricias sea tu piel. Y las fronteras de las pasiones: los deseos de nuestras carnes.
domingo, 28 de diciembre de 2008
EPITAFIO DE UNA NOCHE
A quien me lea en el universo.
Dejo mis últimas palabras.
No recojan nada que haya tirado.
No era necesario en mi vida.
Tampoco enciendan luces,
he vivido eternamente a oscuras.
No dejo nada.
Nada he tenido.
Tampoco a ti te dejo recuerdos,
si lo tuvimos el tiempo los borró.
Si los pensamos:
las amarguras las tragaron.
No dejo huellas,
mis pies nunca las marcaron en ti.
No tengo queja de lo que hice,
disfrute cada segundo lo realizado.
Si exigiera una nota,
deseo el clarín del silencio.
Mi cara mirando al eterno sol.
Donde las ardientes arenas me cubran,
así no desperdiciamos nada.
Si me lees, ya he muerto.
Sólo quedara la memoria eterna
para descansar en paz.
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