
La tarde y tú
marcharon juntas,
con la brisa como canto.
Dejando en mis labios
el sabor del amor,
y la tortura de quererte.
Solo tengo como recuerdo,
el tatuaje de tus ojos
en mis pupilas,
y el sonido de tus pasos
cuando se alejan.
Deseo hacerte el amor lentamente con mis palabras. Donde el paragua de la lluvia de caricias sea tu piel. Y las fronteras de las pasiones: los deseos de nuestras carnes.
No te pido que hagamos el amor en la primera copa de vino. Ni en la segunda. Quizás en la tercera dejemos que las manos jueguen a l...
1 comentario:
Muy lindo poema, amigo mío, con un final brillante.
Abrazo, poeta...
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