Sin importar que sea pecado, sin pensar en los anatemas.
Deseo sentir tus dedos correr por mi pecho. Tu aliento en mi boca. Tus quejidos en mis oídos.
Sin importar que sea pecado, tus uñas en mi espalda, tus quejidos en ese breve espacio de tiempo.
Sin importar que luego nos digamos adiós.
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