Cayó la gota fría
y tú, no estabas debajo del paraguas.
Cerré mis ojos
y tú, no estabas en las pupilas de la mañana.
Dejé las líneas bacías
y tú, no dejaste rastro de ti en ellas.
Vago por la inocencia de mis ideas,
y tú, no estas en el silencio de los clamores.
Te busco en millones de mariposas,
y tú no estas en los aleteos de las mismas.
Ya no doy pasos en el sendero,
tú, agotaste mi ruta de recuerdos.
Dejé el cristal de mi copa junto a la mesa,
bebí el último sorbo de tú vida triste.
Ya ves mujer,
no eres lo último que me queda.
Todavía tengo mi alma de enamorado.
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