Hola.
Solo tengo esta oportunidad para platicar contigo.
Así, a solas.
Solo entre nosotros dos y el viento como cómplice de esta tempestad de corazones volátiles.
Déjame decirte como te siento, pero espero que solo sea un monologo donde exponga mis querencias y tu me escuche quedamente.
Cuando decidí amarte no compre boleto de regreso, ni un color de vida alguno. Solo soy lo que soy por que soy mortal con sus altas y sus bajas, ya tú lo sabes, hemos navegado en olas bravas y en placidas arenas.
Ya sabes como actúa mi espíritu, impetuoso y borrascoso, pero tierno cuando encuentra tus brazos abiertos no solos al placer; también a la conversación de las ideas claras y a las ocultas, entre las sábanas cansadas siempre me acogen plácidamente.
Me preocupo por tus quejas y celebro tus triunfos. De alguna manera también son míos. Es como cuando con una tacita de ese cafecito aromático que me regala en domingos de mañanas dormilonas, contemplo tu rostro en el cual el tiempo y mis querencias se han posado.
Somos como un cuento de revista, cada día renovamos la portada.
¡Ya ves, tu cara sonríe! valió la pena mi monologo contigo y mis nostalgias, de las cosas que nos pasan; aunque solo sea en esta hoja con líneas azules y en tu figura dibujada en mi mente.
Bueno ya tengo que terminar, ya no me quedan más líneas y se me acabaron las palabras de este monologo de mis ideas.
Por eso te quiero aunque sea en líneas azules y párrafos cortos. Párrafos juguetones por la prisa de un fin que tiene que llegar aunque me tengas en tus brazos con líneas azules.
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