Tenerte no es un juego.
Conquistar tus pecho erguidos,
tampoco es sencillo.
Beber en el remanso de tu boca,
no es cosa fácil.
Ya que derrites con tu presencia,
el intento de las ideas.
Mujer de mil halagos,
donde la pasión impera.
Eres mar embravecido,
envolvente en la ternura
y fuego que lo abraza todo.
No en vano estrello mis
pensamientos junto a los
tuyos.
Que eres mía, lo se.
Y de otro, talvez.
Pero en mis plegarias
eres a la que rezo
al oído.
Cuando los susurro
callan.
Al morder el polvo
de tu cuerpo, mujer.
Deseo hacerte el amor lentamente con mis palabras. Donde el paragua de la lluvia de caricias sea tu piel. Y las fronteras de las pasiones: los deseos de nuestras carnes.
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