Y todavía te sigo amando
en el infierno de mi vida.
Donde clavas las dagas
el dolor de las ilusiones.
Todavía te sigo queriendo
aunque otro beba de tu aliento
Y saboree tu cuerpo desnudo
de diosa deshojada.
Si mujer,
te sigo queriendo entre sonido
estereotípicos guturales en la noche,
los tuyos y los de él.
Aunque sea el veneno de mi muerte
y el infierno de mi agonía.
Reza en mi tumba abierta una plegaria,
porque aun así te sigo amando.
Deseo hacerte el amor lentamente con mis palabras. Donde el paragua de la lluvia de caricias sea tu piel. Y las fronteras de las pasiones: los deseos de nuestras carnes.
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