Despedimos la noche.
No pensamos en las
estrellas.
Las mismas que aquel día,
nos tintinearon con alegría.
Pasó el tiempo
no dijimos nada.
En la despedida las palabras
sobraron.
Quise cortar la voz.
Callar es mejor.
Ya da igual un lunes
que un domingo.
No habrán más labios rojos
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