Recostada en mi pecho,
jugando con las perlas del tiempo. Contemplo tu cara de mujer enamorada.
Como celoso guardián, velo tu sueño. Como niña encantada. Plácida y extasiada, estas junto al ser amado.
Dejó correr mis dedos por la curvatura de tu desnuda espalda. Jugando con los pensamientos, las cabriolas de la vida y un amor en la tarde.
No en vano eres mía. No como el objeto del deseo, eres mía como el verso en la noche y el lucero en la mañana. Guías mis pensamientos.
Al despertar tus labios evocan una sonrisa de primavera, te inclinas un poco y besa mi intención de hombre enamorado.
Recordamos tiempos pasados y te digo muy despacito junto a tu oído, unos versos de Neruda.
Y hay amor del bueno y somos dos en un abrazo, cuando jugaba con tus dedos en mi pecho.
Como celoso guardián, velo tu sueño. Como niña encantada. Plácida y extasiada, estas junto al ser amado.
Dejó correr mis dedos por la curvatura de tu desnuda espalda. Jugando con los pensamientos, las cabriolas de la vida y un amor en la tarde.
No en vano eres mía. No como el objeto del deseo, eres mía como el verso en la noche y el lucero en la mañana. Guías mis pensamientos.
Al despertar tus labios evocan una sonrisa de primavera, te inclinas un poco y besa mi intención de hombre enamorado.
Recordamos tiempos pasados y te digo muy despacito junto a tu oído, unos versos de Neruda.
Y hay amor del bueno y somos dos en un abrazo, cuando jugaba con tus dedos en mi pecho.
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